El Colombiano
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03 July, 2008
"Somos el Ejército Nacional: están libres"
3 de Julio de 2008
El Colombiano
El Colombiano
La historia del conflicto colombiano se partió ayer en dos con el rescate de 15 secuestrados en poder de las Farc. Júbilo mundial. De rodillas, pero con la frente en alto y dándoles gracias a Dios, al Ejército y al Gobierno, las 15 personas rescatadas en una operación de la más admirable filigrana militar y de inteligencia, comenzaron la segunda parte de sus vidas en libertad. Fueron momentos de inmensa emoción y júbilo y el comienzo de otra esperanza para conseguir la paz para Colombia.
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Secuestrados
11 June, 2008
PIEDAD O TEODORA...
No importa, Igual es la misma Traidora!!
El ex-ministro colombiano Fernando Londoño Hoyos asegura en su artículo de opinión de El Colombiano que “Piedad Córdoba irá a la cárcel en breve”. A menos, dice, de que la Corte Suprema colombiana quiera mostrarse, “peor que ella”.
TEODORA
por Fernando Londoño Hoyos
El Colombiano
Se declararán hoy sorprendidos algunos por la cantidad de perfidia que cabe en el alma de nuestra “Teodora”, la insoportable Piedad Córdoba. Para esos ilusos, o desprevenidos o ingenuos, la Córdoba podía mostrar muy negras manchas en su veleidoso corazón, pero ninguna que lo fuera tanto como para traicionar a Íngrid Betancourt, de quien se mostraba entrañable amiga, fiel servidora de su causa, incondicional aliada de su salvación. Para nosotros, bien al contrario, la chocoana se ha mostrado, en su correspondencia con Raúl Reyes, tal como es.
Hubo algo de habilidad en el encuentro de su seudónimo. Porque Piedad Córdoba querría parecerse a la Emperatriz de Bizancio en su inteligencia, su olfato político, su reciedumbre interior, su compromiso con ciertas empresas nobles. Pero de eso no tiene el menor rastro. En lo que coincide con su lejano modelo, es en sus condiciones más abyectas: su falta total de escrúpulos, su escandalosa conducta, su ambición desenfrenada, su pasión sin medida por el dinero y el mando. La Teodora bizantina no se detuvo ante nada ni ante nadie para conseguir sus propósitos. Procopio pudo exagerar al describir las debilidades de su alma. Pero no mucho. Pues así, con esa suma de defectos, y esa falta total de virtudes, hemos tenido que soportar este engendro de la parte más oscura de la política colombiana. Lo demás lo pusieron los medios, tantas veces listos a exaltar lo turbio, y sus aliados de ocasión, que se servían de su temperamento desbordado hasta que a cada uno le tocaba la cuota infaltable de deslealtad y de traición.
Será muy difícil entender por qué la Corte Suprema de Justicia, supuestamente cruzada de la causa moral de la política colombiana, y tenaz enemiga de la mezcla del servicio público con el delito, no tuviera hace rato en la cárcel a Piedad Córdoba. Pero sería tanto como preguntar por qué esa misma Corte sigue solidaria con los miembros de ella que la envilecen y destrozan. Es que la Corte es así, y un grupo muy importante de sus intachables miembros sigue cobarde las hazañas de quienes asociados con oscuras mafias han comprometido irreparablemente su imagen y su prestigio. Por eso la Corte tiene presos parlamentarios intachables, y en la calle delincuentes como Piedad Córdoba. Ahora veremos qué hace ante estas evidencias, nacidas del diario íntimo del peor asesino que conoció América, que en verdad no contienen nada enteramente nuevo. Son apenas la comprobación de lo que Teodora ha sido ante los ojos atónitos de sus conciudadanos y la mirada cómplice de la Corte Suprema de Justicia.
La Teodora de acá, arribista y brutal, indecente oportunista, ignorantona sin escrúpulos, ha estado al servicio de las causas más innobles, utilizando los medios más detestables. Ha traicionado a su Patria, pidiendo de otros países que la cerquen y la invadan; ha sido la apologista de todos los delitos, exaltando al peor monstruo que produjo esta tierra, Tirofijo; ha mantenido, para su provecho político, contacto con criminales terroristas como Raúl Reyes; se ha puesto al lado de Chávez, alma gemela suya, para injuriar al Presidente de Colombia; y ahora faltaba lo peor, ese desprecio absoluto por Íngrid Betancourt, por la que hizo tan grotescas escenas de mentirosa solidaridad.
Piedad Córdoba irá a la cárcel en breve, si es que la Corte no quiere mostrarse, con su complicidad, peor que ella. Lo lamentamos por las reclusas del Buen Pastor, que tienen tanto por perder en esta cercanía. Pero al fin las cosas se pondrán en su sitio. Ya estará claro para todos lo que le ha costado a Sarkozy andar en tan malas compañías. A Chávez se le cayó encima el andamio completo y el mundo sabrá qué era lo que buscaba en esos procesos de liberación de secuestrados: popularidad, evasivas para su situación interna, medios para defender la causa de sus socios, los narcoterroristas de las Farc. Y desde ahora se completará la vieja máxima, porque diremos a una que para verdades los niños, los borrachos y los computadores.
PIEDAD O TEODORA...
No importa, Igual es la misma Traidora!!
04 March, 2008
¿Guaridas fronterizas? ¡No faltaba más!
No nos sorprende que el domingo Hugo Chávez haya hablado y actuado como lo hizo. Así es él. Tampoco nos sorprende el lenguaje de Daniel Ortega ni que Fidel Castro haya vuelto por sus fueros. Uno y otros son y serán genio y figura hasta su sepultura.
Pero lo que sí nos sorprende rotundamente, es el cambio vertiginoso y total de Rafael Correa, Presidente de Ecuador, quien al principio dio la impresión de entender las razones de Colombia, y después reaccionó poseído por el espíritu chavista.
El Presidente de Venezuela volvió a insultar a Colombia, apuntándole a nuestro Primer Mandatario, Álvaro Uribe Vélez. Es su estilo, su carácter, su talante y su desatino, que raya en la insania mental, puesta al servicio de su afán de recuperar el favor del pueblo de su país que, cada vez más, le reprueba su ser, su locuacidad loca y su hacer.
Chávez casa pelea porque él sí es un militar guerrerista y quiere resucitar a destiempo la figura del caudillo continental que lo desvela. No deja descansar en su tumba a Simón Bolívar, pero tampoco deja que Fidel Castro prepare la suya. Quiere reemplazarlo cuanto antes.
Hasta bueno, para comprobación de quienes todavía lo dudaban, que haya evidenciado su sintonía absoluta con las Farc y todo lo que signifique revolución violenta. Así el mundo tendrá claridad sobre sus inclinaciones, y cómo juega a consolidar el eje La Habana, Managua, Caracas, Quito, La Paz, con él, obviamente, como comandante supremo.
Los ciudadanos de los países vecinos y toda la comunidad de naciones deben entender que Colombia no puede frenar en seco cuando quienes están al margen de la ley cruzan la frontera. Los territorios limítrofes no pueden convertirse en tabla de salvación y guarida de los violentos.
Tampoco, en corredores para el tráfico de armas, municiones y estupefacientes. Menos, en fincas de reposo y aulas de estrategia bélica. Y, como el mundo está globalizado, ni los vecinos ni los no tan vecinos pueden servir a la triangulación de los dineros que oxigenan y les dan margen de maniobra. Ni siquiera se justifica que haya campamentos dedicados a una diplomacia clandestina, así sus objetivos sean humanitarios.
Al amanecer del primero de marzo, Colombia hizo lo que tenía que hacer. Creemos que, un día después no tenía por qué ofrecer disculpas a Ecuador. ¿Acaso no tiene el respaldo de recientes resoluciones de la OEA y la ONU?
La Resolución 837 de la OEA del 21 de agosto de 2003, en consonancia con la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, claramente estipula que los países miembros deben abstenerse de proporcionar cualquier tipo de apoyo a las entidades o personas que participen en la comisión de actos terroristas, de dar refugio o albergue a quienes financien, planifiquen o cometan actos terroristas en Colombia y que, de hacerlo, se convierten en cómplices.
Pero va más allá y pide a los países reforzar los controles fronterizos para impedir la circulación de terroristas y reprimir la financiación de dichos grupos. Quizá sea necesario pedir la presencia fronteriza de una fuerza multinacional liderada por Naciones Unidas.
En varias ocasiones hemos hecho un llamado a rodear al Presidente Uribe y a la Fuerza Pública. Ahora lo hacemos con el convencimiento de que es garantía de supervivencia de Colombia como nación digna. Si no lo hacemos y no pedimos el apoyo de los países y organismos mundiales de buena voluntad, corremos el riesgo de dejar de ser.
El Colombiano, Edición Impresa 2008
¿Guaridas fronterizas? ¡No faltaba más!
12 January, 2008
Rechazamos tajantemente quitarle a las FARC y al ELN el calificativo de 'Terroristas'
EL TIEMPO, 11 de Enero - 2008
El Gobierno Nacional, a través de un comunicado rechazó la petición del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de quitarle el calificativo de "terroristas" a las guerrillas de las FARC y el ELN.
El Jefe de Estado del vecino país, defendió la ideología de Las FARC y el ELN, afirmando que eran ejércitos, que había que reconocerles un estatus político, y señaló que la comunidad internacional debería dejar de calificarlos como "Terroristas".
Hugo Chávez, señaló que para normalizar las relaciones entre Colombia y Venezuela era perentorio dejar de llamar a los grupos alzados en armas como "Terroristas".
En un comunicado el Gobierno Nacional explica los porqué, de que Las FARC y el ELN y los demás grupos al margen de la ley como las autodefensas en proceso de desmovilización son calificados como "Terroristas", y reitera que sólo a través de la Iglesia Católica colombiana se desarrollaran los contactos en aras de la pacificación del país.
El texto del comunicado es el siguiente:
Todos los grupos violentos de Colombia son terroristas. Terroristas son las FARC, el ELN, los paramilitares en proceso de desmantelamiento. Son terroristas por atentar contra una democracia respetable y por sus métodos de exterminio de la humanidad.
Colombia tiene una democracia que avanza en seguridad para todos los ciudadanos, respetuosa de las libertades y el pluralismo, afanada por construir cohesión social, esforzada por la transparencia y respetuosa de la independencia de las diferentes instituciones que conforman el Estado.
El uso de fuerza o solamente su amenaza contra esa democracia, es puro terrorismo. En el continente hubo grupos violentos que, por luchar contra dictaduras, fueron calificados como insurgentes. En Colombia los grupos violentos atentan contra la democracia; en consecuencia, el calificativo que merecen es el de terroristas.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque se financian de un negocio letal contra la humanidad: el narcotráfico.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran, ponen bombas indiscriminadamente, reclutan y asesinan niños, asesinan mujeres embarazadas, asesinan ancianos y utilizan minas antipersonales dejando a su paso miles de víctimas inocentes. Todas estas prácticas son violatorias de los derechos humanos y del derecho humanitario, que es apenas un atenuante de la crueldad.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque destruyen el ecosistema: han devastado dos millones de hectáreas de selva tropical para sembrar coca y producir cocaína.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque lo único que han producido para el país es desplazamiento, dolor, desempleo y pobreza.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran en cualquier parte, no tienen inconveniente en secuestrar venezolanos en Venezuela, o ecuatorianos en Ecuador; su lucha no es ideológica; al contrario, es acumular dinero proveniente de la crueldad y de los negocios ilícitos. Esto demuestra que su objetivo es el terrorismo transnacional y no una lucha política en Colombia.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas. Las guerrillas cambiaron sus viejas ideas de revolución marxista por el mercenarismo financiado por las drogas ilícitas y además engendraron el terrorismo paramilitar.
El Gobierno de Colombia por ningún motivo acepta que a estos grupos se les levante el calificativo de terroristas y se les dé estatus de beligerancia.
El Gobierno de Colombia, con sus Fuerzas Armadas y su Constitución, continuará la lucha hasta derrotar a estos grupos terroristas que han recibido las más generosas ofertas de paz, como lo demuestra el tratamiento lleno de solidaridad a 46.000 desmovilizados.
En esta hora, el mundo no puede olvidar los 750 ciudadanos secuestrados por las FARC en los últimos 10 años, que siguen desaparecidos. La liberación de doña Consuelo González de Perdomo y de doña Clara Rojas, que todos los colombianos hemos celebrado, no puede ocultar el horror del secuestro del que fueron víctimas por tantos años, ni tampoco ocultar el tratamiento de tortura que los terroristas de las FARC dan a los miembros de la Fuerza Pública y a los dirigentes políticos secuestrados por ellos: permanecen encadenados día y noche y en jaulas, como también lo atestiguan las dos personas liberadas.
El Gobierno de Colombia trabajará con la Iglesia Católica en la búsqueda de una zona de encuentro, sobre la base de que la gestión humanitaria que adelanten los prelados no conllevará parcialización a favor de los terroristas de las FARC.
El Jefe de Estado del vecino país, defendió la ideología de Las FARC y el ELN, afirmando que eran ejércitos, que había que reconocerles un estatus político, y señaló que la comunidad internacional debería dejar de calificarlos como "Terroristas".
Hugo Chávez, señaló que para normalizar las relaciones entre Colombia y Venezuela era perentorio dejar de llamar a los grupos alzados en armas como "Terroristas".
En un comunicado el Gobierno Nacional explica los porqué, de que Las FARC y el ELN y los demás grupos al margen de la ley como las autodefensas en proceso de desmovilización son calificados como "Terroristas", y reitera que sólo a través de la Iglesia Católica colombiana se desarrollaran los contactos en aras de la pacificación del país.
El texto del comunicado es el siguiente:
Todos los grupos violentos de Colombia son terroristas. Terroristas son las FARC, el ELN, los paramilitares en proceso de desmantelamiento. Son terroristas por atentar contra una democracia respetable y por sus métodos de exterminio de la humanidad.
Colombia tiene una democracia que avanza en seguridad para todos los ciudadanos, respetuosa de las libertades y el pluralismo, afanada por construir cohesión social, esforzada por la transparencia y respetuosa de la independencia de las diferentes instituciones que conforman el Estado.
El uso de fuerza o solamente su amenaza contra esa democracia, es puro terrorismo. En el continente hubo grupos violentos que, por luchar contra dictaduras, fueron calificados como insurgentes. En Colombia los grupos violentos atentan contra la democracia; en consecuencia, el calificativo que merecen es el de terroristas.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque se financian de un negocio letal contra la humanidad: el narcotráfico.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran, ponen bombas indiscriminadamente, reclutan y asesinan niños, asesinan mujeres embarazadas, asesinan ancianos y utilizan minas antipersonales dejando a su paso miles de víctimas inocentes. Todas estas prácticas son violatorias de los derechos humanos y del derecho humanitario, que es apenas un atenuante de la crueldad.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque destruyen el ecosistema: han devastado dos millones de hectáreas de selva tropical para sembrar coca y producir cocaína.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque lo único que han producido para el país es desplazamiento, dolor, desempleo y pobreza.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran en cualquier parte, no tienen inconveniente en secuestrar venezolanos en Venezuela, o ecuatorianos en Ecuador; su lucha no es ideológica; al contrario, es acumular dinero proveniente de la crueldad y de los negocios ilícitos. Esto demuestra que su objetivo es el terrorismo transnacional y no una lucha política en Colombia.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas. Las guerrillas cambiaron sus viejas ideas de revolución marxista por el mercenarismo financiado por las drogas ilícitas y además engendraron el terrorismo paramilitar.
El Gobierno de Colombia por ningún motivo acepta que a estos grupos se les levante el calificativo de terroristas y se les dé estatus de beligerancia.
El Gobierno de Colombia, con sus Fuerzas Armadas y su Constitución, continuará la lucha hasta derrotar a estos grupos terroristas que han recibido las más generosas ofertas de paz, como lo demuestra el tratamiento lleno de solidaridad a 46.000 desmovilizados.
En esta hora, el mundo no puede olvidar los 750 ciudadanos secuestrados por las FARC en los últimos 10 años, que siguen desaparecidos. La liberación de doña Consuelo González de Perdomo y de doña Clara Rojas, que todos los colombianos hemos celebrado, no puede ocultar el horror del secuestro del que fueron víctimas por tantos años, ni tampoco ocultar el tratamiento de tortura que los terroristas de las FARC dan a los miembros de la Fuerza Pública y a los dirigentes políticos secuestrados por ellos: permanecen encadenados día y noche y en jaulas, como también lo atestiguan las dos personas liberadas.
El Gobierno de Colombia trabajará con la Iglesia Católica en la búsqueda de una zona de encuentro, sobre la base de que la gestión humanitaria que adelanten los prelados no conllevará parcialización a favor de los terroristas de las FARC.
Rechazamos tajantemente quitarle a las FARC y al ELN el calificativo de 'Terroristas'
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