Como dicen por ahi... Esto se ve hasta en las mejores familias... Cada loco con su tema pero hay que dejar espacio pa la conciencia.
De yuppies y otros miserables
Por Reinaldo Spitaletta
Que dos colombianos estén entre las doscientos mas ricos del mundo puede ser una buena noticia. Para ellos dos, por supuesto. Pero visto desde otro angulo el asunto ofende. ¿Por que? Porque al mismo tiempo, millones de "compatriotas" estan entre los mas pobres del planeta. Colombia es uno de los paises con mayores desigualdades, lo cual afecta el concepto de democracia. De que democracia se trata en una tierra en la cual la concentracion de la riqueza esta en manos de unos pocos, mientras el resto se consume en una atroz inopia economica y cultural. La dignidad humana esta envilecida en un pais de tres millones de desplazados, de gentes desempleadas, de destechados y miserables, que son legion, mas que los narrados por Victor Hugo y Dickens, en otras geografias y otros tiempos.
Ofende, por ejemplo, que un yuppie colombiano, segun informacion de un diario bogotano, use zapatos de 775 mil pesos, relojes de diez millones, corbatas de 312 mil y calzoncillos de 211 mil, al tiempo que hay hogares en los que no alcanza la plata para dos comidas, y eso cada dos o tres dias. El resto, pasar con la barriga pegada al espinazo. Y no es que la culpa de las desolaciones, de las carencias de los humillados de este pais sin ventura, sea de los yuppies. Más bien, parte de esa situacion es consecuencia de lo que hacen los dos magnates, y otros cuantos, y, claro, del sistema de inequidad que hace rato cabalga sobre los hombros desdichados de miles de desheredados.
Muy sabroso para el yuppie poder usar vestidos de dos millones de pesitos y mancornas de seis millones. Pero el cuento es que si esto sucediera en una sociedad equitativa, no importaria mucho. Es, dentro de este mapa de desafueros, una agresion contra el desposeido. Igual, no es raro tal desequilibrio en la distribucion de los ingresos en un territorio en el que, en los ultimos tiempos, los nuevos emergentes del paramilitarismo se adueniaron, a sangre, fuego y motosierras, de cuatro millones de hectareas de las mas fertiles tierras; ni en el que un ministro de Hacienda dice que seria mejor gravar todos los productos de la canasta familiar, y en el cual instituciones oficiales son infiltradas por delincuentes. Nada raro tal desajuste en la balanza, en un pais en el que jefes de departamentos de seguridad inventan atentados contra el presidente, y un superintendente de vigilancia ofrece claves al hijo de una acusada para dar pelea juridica para recuperar armas y escoltas; en un pais en el que lo publico es feriado, y en el cual, por artes maravillosas, la gente continua votando por sus verdugos. Asi, mientras magnates y yupicillos pasan de lo lindo, y pueden desayunar en Nueva York y cenar en Paris, una seniora desesperada tiene que robarse dos tarros de leche en un supermercado para alimentar a su bebe. Ah, recuerda uno a Jean Valjean, preso por robarse un pan.
Es un bello pais para el capital financiero, para los cacaos, para subsidiar a los especuladores, y claro, mas bello aun para unos cuantos filipichines, ejecutivos de importantisimas empresas, que pueden darse el lujo de vestir chaquetas de 3,5 millones de pesos. Tal vez por ello, preguntaba un critico del neoliberalismo en Colombia: ¿sera que la desigualdad ha disminuido cuando en un solo dia el Bancolombia se gana la bicoca de un millon de dolares, mientras que en este anio el salario minimo tan solo recibio un aumento de $883? Muy chevere, si, que los ricos se enriquezcan. Lo que no tiene presentacion es que, cada dia, los pobres se empobrezcan mas. Los indices de bonanza anuncian que ha mejorado la economia:
¿La de quien? Retroceden, al mismo tiempo, el empleo y la distribucion del ingreso. ¿Acaso es esto democracia? Cual democracia si la dignidad humana, la de la mayoria, esta por el suelo; si son millones y millones los damnificados por un sistema oprobioso que enriquece hasta cuspides inverosimiles a un puniado de potentados y hunde en los abismos de las penurias a los que, precisamente, padecen la economia. Ah, y por ejemplo, la señora de los potes de leche robados no aspira a tener relojes millonarios. Si a un empleo digno que le de para llevar una vida con menos desasosiegos. Que lejos esta de realizarse su suenio. La pesadilla continua.
Ofende, por ejemplo, que un yuppie colombiano, segun informacion de un diario bogotano, use zapatos de 775 mil pesos, relojes de diez millones, corbatas de 312 mil y calzoncillos de 211 mil, al tiempo que hay hogares en los que no alcanza la plata para dos comidas, y eso cada dos o tres dias. El resto, pasar con la barriga pegada al espinazo. Y no es que la culpa de las desolaciones, de las carencias de los humillados de este pais sin ventura, sea de los yuppies. Más bien, parte de esa situacion es consecuencia de lo que hacen los dos magnates, y otros cuantos, y, claro, del sistema de inequidad que hace rato cabalga sobre los hombros desdichados de miles de desheredados.
Muy sabroso para el yuppie poder usar vestidos de dos millones de pesitos y mancornas de seis millones. Pero el cuento es que si esto sucediera en una sociedad equitativa, no importaria mucho. Es, dentro de este mapa de desafueros, una agresion contra el desposeido. Igual, no es raro tal desequilibrio en la distribucion de los ingresos en un territorio en el que, en los ultimos tiempos, los nuevos emergentes del paramilitarismo se adueniaron, a sangre, fuego y motosierras, de cuatro millones de hectareas de las mas fertiles tierras; ni en el que un ministro de Hacienda dice que seria mejor gravar todos los productos de la canasta familiar, y en el cual instituciones oficiales son infiltradas por delincuentes. Nada raro tal desajuste en la balanza, en un pais en el que jefes de departamentos de seguridad inventan atentados contra el presidente, y un superintendente de vigilancia ofrece claves al hijo de una acusada para dar pelea juridica para recuperar armas y escoltas; en un pais en el que lo publico es feriado, y en el cual, por artes maravillosas, la gente continua votando por sus verdugos. Asi, mientras magnates y yupicillos pasan de lo lindo, y pueden desayunar en Nueva York y cenar en Paris, una seniora desesperada tiene que robarse dos tarros de leche en un supermercado para alimentar a su bebe. Ah, recuerda uno a Jean Valjean, preso por robarse un pan.
Es un bello pais para el capital financiero, para los cacaos, para subsidiar a los especuladores, y claro, mas bello aun para unos cuantos filipichines, ejecutivos de importantisimas empresas, que pueden darse el lujo de vestir chaquetas de 3,5 millones de pesos. Tal vez por ello, preguntaba un critico del neoliberalismo en Colombia: ¿sera que la desigualdad ha disminuido cuando en un solo dia el Bancolombia se gana la bicoca de un millon de dolares, mientras que en este anio el salario minimo tan solo recibio un aumento de $883? Muy chevere, si, que los ricos se enriquezcan. Lo que no tiene presentacion es que, cada dia, los pobres se empobrezcan mas. Los indices de bonanza anuncian que ha mejorado la economia:
¿La de quien? Retroceden, al mismo tiempo, el empleo y la distribucion del ingreso. ¿Acaso es esto democracia? Cual democracia si la dignidad humana, la de la mayoria, esta por el suelo; si son millones y millones los damnificados por un sistema oprobioso que enriquece hasta cuspides inverosimiles a un puniado de potentados y hunde en los abismos de las penurias a los que, precisamente, padecen la economia. Ah, y por ejemplo, la señora de los potes de leche robados no aspira a tener relojes millonarios. Si a un empleo digno que le de para llevar una vida con menos desasosiegos. Que lejos esta de realizarse su suenio. La pesadilla continua.
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